martes, 13 de abril de 2010

Martes 13...

Yo no soy supersticiosa, ni creo en la mala suerte, más allá de que estuvimos bromeando en el trabajo por determinados sucesos inesperados propios del diario vivir, relacionándolos con el día que era.
Y es así, que en el día hoy recibí una hermosa noticia, que me llena de orgullo, satisfacción, felicidad, etc., etc., etc.: que mi hijo fue seleccionado por la institución educativa a la que concurre, como abanderado (debo admitir que este hecho me ha convertido nuevamente, como en otras oportunidades, en una madre babosa, jejeje).
Y no es que me sienta así por soberbia o cuestión similar; considero que lo que siento es una gran alegría porque él ha puesto el empeño necesario en el día a día (aunque sé que puede dar más, pero ha encontrado su equilibrio y lo acepto), para merecerse un reconocimiento así; nadie le regaló nada, ni se acomodó, ni hizo complot, ni es una cuestión de plata, ni es alcahueterío; él se lo ganó.
Es algo así como una forma de ver plasmado, a través de la mirada de un actor externo y en un logro concreto, el esfuerzo, empeño, dedicación y lucha de tantos años.
Pero lo que más contenta me pone, es que veo reflejada en la carta enviada por la Institución, ciertos valores que le he tratado de inculcar: siempre le he dicho que me encanta que sea buen estudiante y que tenga notas altas, pero para mí lo fundamental es que sea buena persona; si esta última va acompañada de la primera, mejor (la comunicación del colegio dice que ha sido seleccionado "en mérito a sus atributos personales, tanto académicos como humanos").
FELICITACIONES HIJO!!!

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