miércoles, 17 de julio de 2013

Decepciones...

Por distintas cuestiones de estas últimas semanas, me he puesto a reflexionar respecto de lo que comúnmente denominamos "decepciones".
Cuando nos sentimos así, solemos decir "fulanito me decepcionó", "tal cosa me decepcionó", "tal situación me decepcionó". Colocamos ese sentimiento fuera, haciendo responsable a otra persona o situación, de lo que nosotros llevamos interiormente.
Sin embargo, es algo erróneo.
Tanto la decepción como los sentimientos que la acompañan (tristeza, frustración, enojo, etc.), no provienen de otros, surgen en nosotros mismos.
La gente y las situaciones no nos decepcionan, nos decepcionamos nosotros mismos respecto de lo que esperábamos de esas personas y/o situaciones.
Muchas veces esperamos más de lo que los demás pueden brindar; creamos castillos en el aire; colocamos expectativas desmedidas en situaciones, etc. Y cuando finalmente tomamos conciencia de la "realidad", de que las cosas no son tan perfectas como creíamos, de que los demás son seres humanos iguales a nosotros, por lo tanto, con aciertos y errores, ahí es cuando surge la decepción.
Pero la decepción la generamos nosotros mismos, no los demás; no está fuera, está dentro.
Por lo que lo mejor es intentar no esperar nada; si algo viene, disfrutarlo.
Así nos estaremos protegiendo de sufrir, y evitaremos depositar en otras personas o situaciones, cargas demasiado pesadas de tolerar.


No hay comentarios:

Publicar un comentario